5.1.09

De la Socca al Vallenato

Parte 2: Panamá

En la primera parte contaba nuestra estancia (ibamos 7 franchutes y 1 irlandés, por eso imagino tenía sentido relatarla en francés) en la comunidad de Durika, en el sur de Costa Rica. Allí pasamos unos 3 días fantásticos y después regresamos de nuevo a San Jose. Sobre San Jose no puedo decir gran cosa, sino que me pareció una ciudad muy europea, bastante similar a Barcelona en lo que es la libertad en la forma de vestir, y en las salidas nocturnas (mucha gente haciendo deporte también). Sin embargo, la belleza de Barcelona que no tiene San Jose la compensan las montañas alrededor y el clima fresquito, muy agradable por estas latitudes.


No fue muy lógico volver a San Jose después de ir a Durika en el sur, pero allí pasamos la noche buena con un otro voluntario que pasaba por San Jose de regreso trás finalizar su contrato con blueEnergy.


Y otra vez en dirección al sur, esta vez solo y hasta la ciudad de David en Panamá. No vereis fotos de David ya que lo único destacable es la misma cordillera de Talamanca que comparten Costa Rica y Panamá, a través del parque internacional la Amistad. El día que pasé por David llovía e intenté subir en la montaña cerca de Boquete, al sendero Los Quetzales. Pero resultó más frustrante que otra cosa. Primero una vez arriba (más de 2000m de altitud) soplaba fuerte el viento y la lluvia empeoró. Con esto empecé a caminar por el sendero hasta que un perro grande y con mala cara se pusiera delante de mí, negándome el paso. De tal manera que renuncié y volví a la ciudad con el objetivo de tomar un bus para Bocas del Toro, en la costa caribeña.

Aqui abajo está un puente derrumbado por las fuertes lluvias que cayeron en la zona de Boquete en Octubre:


Y aunque ya es temporada seca, había caido bastante lluvia los últimos días, causando varios derrrumbes que impedían el paso de cualquier vehículo por la única vía de acceso al la costa caribeña. Entonces cambié el plan y el rumbo 90 grados hacía el sur (el este en realidad ya que Panamá es una franja de tierra que se extiende de oeste a este), en dirección a la Ciudad de Panamá. Los panameños suelen referirse a la capital como "la Ciudad", pero esta ciudad es en realidad muchas ciudades a la vez. No sabía bien antes de viajar a Nicaragua cuál era mi destino final (si es que lo tuviera), pero al llegar a la Ciudad de Panamá, me dí cuenta de que este lugar tenía todo del centro del mundo, y por eso quizas este sea mi destino final, de momento. Abajo está una vista lejana del Puente de las Américas que pasa por encima del canal:


El país une el sur con el norte, y el este con el oeste a través del canal. Además, parece como si la Ciudad hubiera absorbido varias otras grandes capitales. Un barrio parece la Habana, otro Nueva York, otro Hong Kong y otro Madrid.


La diferencia con Nicaragua es que aquí en Panamá, el país es tan estrecho que parecen haber fusionado el Caribe con América latina. La costa Atlántica se unió al Pacífico y Asia para crear un país mestizo y sonriente. Lo sorprendente es que a pesar de estar sólidamente amarrado económicamente a los Estados Unidos, casí nadie habla inglés, lo que - por cierto - me parece fantástico.

En los razgos se distinguen la influencia caribeña y asiática, mezclada con razgos mestizos, indígenas y a veces europeos. Además, es el único país de centroamérica al sur de Guatemala donde se ven etnias indígenas con trajes tan finos. Aqui abajo se ven Kunas hablando en una de las calles peatonales donde se celebra el fin de año:

En el país cohabitan culturas y maneras de vivir tan diferentes que a veces la ciudad parece una metáfora, y la atmosfera es la de una novela policiaca. El viejo telefóno con rótulo en los cuartos de hotel, los colores pasados, los edificios gastados y pudridos por la humedad, hasta el grafismo de la cerveza nacional, todo hace pensar en historias de detective privado. Además, Panamá es un centro financiero de primer orden, y al ser un paraiso fiscal resulta ser la plataforma idónea para blanquear el dinero del narcotráfico colombiano.


Quizas el personaje de la historia panameña que mejor personifique esa ambigüedad y este polifacetismo de Panamá a veces hasta la esquizofrenia es el General Noriega. Ahora, entrar en la Ciudad de Panamá es como entrar en un libro abierto en el cuál todo parece posible, un lugar a la vez angustioso y fascinante.

Abajo está el mercado de marisco, impresionante, nos recuerda que nos encontramos en la costa del Pacífico (por fin):

La riqueza cultural no se encuentra solo en la gente y la mezcla de razas, sino también en la música. Se mezcló la música caribeña con la música latina, la socca con el reggae y la salsa. Pero además, ya se escucha vallenato, lo que da aún más sabor a las noches Panameñas, y la Ciudad parece una puerta abierta hacía Colombia. De momento, Colombia es el eslabón faltante más importante en mi exploración del continente. Además, es el único país de sudamérica que une el Atlántico con el Pacífico. No por casualidad me encontré con el Pacífico por primera vez en la Ciudad de Panamá, ahora solo me falta terminar de unir el norte con el sur.


Pero de momento toca volver hacía el norte ya que el tiempo pasa rápido, y tengo que estar de regreso en Nicaragua a principios de enero. Así que tomé un bus de noche rumbo a Bocas del Toro. La carretera estaba parcialmente arreglada pero aún solo se podía pasar de día, lo que retrasó la salida del bus. Pero al final llegué bien a la isla principal de Bocas del Toro, la Isla Colón, del otro lado del país. No me quedé más de una hora en esta isla, demasiados gringos, y tomé otro barco para otra más pequeña y tranquila: la Isla Bastimentos. Allí encontré a dos amigos voluntarios con quién iba a terminar el viaje.


La cultura es Creole, con en el interior de la isla un bosque muy bien preservado que cuenta con perezosos y monos, y con unas playas paradísiacas del otro lado, junto con una reserva marina. Era la oportunidad perfecta para hacer alguna inmersión, pero los precios eran por encima de mi presupuesto: 35 US$ (incluyendo 10 US$ de entrada a la reserva y el equipo completo + barco). También se pueden recorrer las islas alrededor o adentrarse en cuevas entre tierra y mar, manglares, o incluso practicar el surf ya que las olas aqui son impresionantes. Pero perferí actividades más sencillas (y baratas), y al final me fui de Robinson Crusoe por la isla, comiendo cocos (sin machete ni cuchillo) y escalando rocas. Esto me confirmó lo que ya intuía de esta isla, es un lugar ideal para dejar sus maletas !


De hecho, se venden bastantes parcelas del frente marítimo, entre 40,000 y 50,000 US$ para un terreno con acceso al mar en medio de palmeras y un lindo bosque. Construir un bungalow cuesta allí unos 2,000 US$, contar 5,000 US$ para una casa de dos plantas de madera con terraza y meceras incluidas contemplando al mar. Eso nos lo contó un holandés que conoció a su esposa Tailandesa allí, y juntos abrieron un restaurante en esta misma casa que acababan de fabricar. Los precios de Panamá son razonables, poquito más altos que Nicaragua pero mucho menos que Costa Rica, y el país me pareció de los más ricos e interesantes que conocí hasta ahora. En fin, dentro de centroamérica, Panamá es definitivamente entre las mejores opciones.

Tanto que nos costó bastante dejarlo. Además, allí en Bastimentos conocimos a unos chicos muy simpaticos, uno medio español y francés, y otro de Barcelona que trabaja en Salvador sobre temas de agua. Seguramente le iré a visitar si puedo en primavera, tal vez para semana santa. Pero al final volvimos rumbo al norte, cruzando la frontera para subir la costa caribeña de Costa Rica.


Allí volvimos a la dura realidad, en la pequeña ciudad de Cahuita donde pasamos medio día, paseando por el parque natural (chiquito pero lleno de animales) a la entrada de la cuidad. Nos decepcionó la costa caribeña de Costa Rica por los precios, y porque tiene reggae y cerveza, pero no tiene ese encanto que tiene Bluefields.


De allí nos marchamos el primero de enero a primera hora (feliz año nuevo !!!) rumbo a San Jose y de allí al norte. Ultima etapa antes de regresar a Nicaragua: La ciudad de la Fortuna, al pie del volcán Arenal. Otro Gringolandia, otra vez peleando para no pagar precios astronómicos (no pagamos la entrada al parque, lo siento pero 10 US$ para el bolsillo de un viejo gringo residente de California no !!). El volcán no se podía ver entero, pero al menos nos pudimos bañar en la caldera de un volcán vecino, el cerro Chato, un baño refrescante y muy agradable !

Y de allí nos fuimos para la frontera con Nicaragua, en Los Chiles, un pequeño puesto fronterizo en medio de parques naturales de swampos (ciénagas) entre el Río Frío y el Río San Juan. Hemos llegado por barco de allí a San Carlos, una pequeña ciudad muy agradable, al extremo sureste del lago de Nicaragua y a orillas del Río San Juan, uno de los lugares con mayor diversidad biológica de centroamérica. Allí empieza el parque de los Guatuzos, entre Nicaragua y Costa Rica, en el cuál se pueden ver jaguares, cocodrilos, y hasta hace poco tiburrones ... Solo nos quedamos una noche en San Carlos, por cierto muy agradable ya que la ciudad tiene unos lugares muy buenos con vistas preciosas al lago y al río. Los Nicaragüenses suelen referirse al lago como a un mar interior, y con razón ya que desde San Carlos solo se ven al horizonte unas islas del archipielago de Solentíname, lo cuál representa solo una pequeña parte del lago. Ni siquiera se puede ver la isla de Ometepe con sus dos volcanes (el Concepción culmina a más de 1,600m), la cuál está en medio del lago.

El último tramo del viaje es menos interesante ya que consistió en dos días de bus sobre pistas de barro para cruzar el país, subiendo de San Carlos hasta la ciudad de Juigalpa más al norte, y de allí en dirección al este para llegar al Rama donde tuvimos que pasar otra noche, para por fin tomar una panga rumbo a Bluefields. Llegamos el lunes 4 de enero de madrugada, listos para volver al trabajo !

De hecho, el principio del año no será para relajarse, de coordinar los voluntarios, parece que mis responsabilidades van a extenderse hasta coordinar los proyectos y recursos. Pero de momento toca hacer un poco de lavandería y cortar pelo(s) ...